El mecanismo financiero en funcionamiento desde 1996, permite a la industria militar (actualmente privada en su totalidad) conseguir crédito a interés 0 para desarrollar y producir armamento, con el compromiso del Ministerio de Defensa de comprar luego ese armamento. Este mecanismo de financiación ha agravado la crisis actual. Por un lado, ha contribuido al aumento de la deuda pública, por otro ha provocado una burbuja en la producción de armas a la que ahora el Ministerio de Defensa no puede hacer frente. Actualmente el Ministerio tiene una deuda de 37.000 millones de euros en programas de armamento que en muchas ocasiones se ha quedado desfasado. Esta deuda no hace sino aumentar el déficit público.
Además la industria militar no genera apenas riqueza, en contra de lo que se dice. En España es un oligopolio. Cuatro grandes empresas (EADS –Casa, Navantia, Santa Bárbara/General e Indra) concentran entre el 75% y el 80% de la facturación del total de la producción militar, que alcanzó los 6.560 millones de euros en el 2009. La industria militar apenas supone el 1,24% (1). sobre el total de la producción industrial del Estado y un 1,1% del total de empleo de la industria española, con 29.000 empleados. Las ingentes ganancias van a parar a manos privadas, mientras que las terribles consecuencias las sufren generalmente las poblaciones de los países empobrecidos, que son quienes acaban comprando la mayoría del armamento.
Por si fuera poco, es una industria muy ineficiente. Subsiste de los grandes contratos contraídos por Defensa y las subvenciones y ayudas públicas. La falta de competencia, el secretismo y el hecho de que el Ministerio de Defensa acabará pagando el precio final, sea el que sea, hace que la industria militar no controle realmente los costes de producción. Además, al tratarse de programas a muy largo plazo, se introducen constantemente cambios que encarecen los costes, y se alargan los plazos de pagos, lo que incremente los costes financieros de las operaciones. Numerosos estudios económicos demuestran que las mismas cantidades invertidas en sectores civiles generarían muchos más puestos de trabajo.
Exigimos la paralización tanto de la adquisición como de la participación en programas conjuntos para nuevo armamento, la eliminación de los créditos del Ministerio de Industria a las empresas y la conversión de las industrias militares hacia la producción de bienes civiles que impidan la pérdida de puestos de trabajo y generen una riqueza y un bienestar reales para la población.
(1) Instituto Nacional de Estadística (2010), Panorámica de la Industria. Madrid, INE.
Para saber más:
- El complejo militar industrial. Un parásito para la economía española. Informe núm. 12 del Centro Delàs.
- El militarismo en España. Balance del ciclo armamentista español hasta 2007. A. Oliveres y P. Ortega (eds.). Icaria – Antrazyt. 2007.
Asamblea antimilitarista de Madrid