Este sistema es caduco como todos. Igual que la buguesía emergente representaba el progreso frente a la aristocracia, hoy su sistema es una lacra frente a la gran mayoría trabajadora. Siempre será inestable un sistema en el que una minoría explota a una mayoría.
La creciente desigualdad entre los pueblos y entre sus clases en cada país, no genera más que violencia, despilfarro de los recursos y suicidas ataques a la naturaleza y a los bienes comunes.
Hoy se retrocede sobre modelos en los que se pretendió limar las más crudas lacras del capitalismo. La actual crisis demuestra que se encuentra en fase terminal.
No es una utopía sino una urgente necesidad construir una sociedad no basada en el consumismo y la competencia, sino en la solidaridad y en la participación a todos los niveles, incluída la necesaria planificación. Democracia en griego significa “poder del pueblo”.